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Opinión

Una lección de semántica para el castrismo

Los instrumentos habituales del castrismo para manipular la conciencia de los cubanos se han tornado obsoletos, en muchos de los casos se han revertido contra él.

Miami
Cartel contra Díaz-Canel en un muro de La Habana.
Cartel contra Díaz-Canel en un muro de La Habana. X/ElRuso4K

La palabra es un atributo exclusivo de los seres humanos. Es ella y no el trabajo —discrepo de Marx ̶— la que marca la diferencia con las otras especies vivas del planeta. Porque existen animales que trabajan de forma organizada, con una estructura jerárquica (las hormigas y las abejas, por ejemplo), pero no existe ninguno que pueda hablar de forma articulada, como expresión consciente de su pensamiento. Las cotorras, papagayos, así como los diputados de la Asamblea Nacional y los integrantes del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, se limitan a repetir palabras o consignas, sin expresar ideas como resultado de un previo proceso de raciocinio.

El lenguaje es un elemento vivo que cambia de acuerdo a las diferentes épocas de la Historia. Cuando los seres humanos pasaron de explorar la superficie del planeta a adentrarse en sus profundidades, se pasó de la Geografía a la Geología; cuando en vez de contemplar el cielo se decidieron a explorarlo en naves espaciales, se pasó de la Astronomía a la Astronáutica. Las palabras reflejan cambio, evolución o, por el contrario, inmovilismo. Lo mismo sucede con el lenguaje social, que se va transformando de acuerdo a las nuevas realidades tanto políticas como tecnológicas que surgen a diario. Hace poco más de 15 años, el término hashtag, una de las herramientas comunicacionales más poderosas del mundo moderno, era desconocido para millones de personas que hoy en día lo usan a diario. Twitter fue creado en 2006 y ahora ha devenido en X.

Esta capacidad de las palabras de incidir en las actitudes de las personas define por antonomasia el carácter de las sociedades bajo las cuales viven. De ahí la extrema importancia de la libertad de expresión y la existencia de una prensa libre en la configuración de una democracia. En Cuba, una de las primeras tareas de la dictadura fue precisamente apropiarse del universo referencial de los ciudadanos al confiscar los medios de prensa, publicación de libros y enseñanza de cualquier tipo. La campaña de alfabetización enseñó a leer y escribir a miles de cubanos con lemas afines a la "Revolución", la idea de un estado caótico permanente bajo el cual no tienen cabida las libertades individuales. Se borraron del pathos intelectual del cubano conceptos como "derechos humanos", "estado de derecho", "separación de poderes", "garantías procesales", por solo señalar algunos de los más importantes.

Esta visión del lenguaje como instrumento de dominación continúa en uso actualmente en la Isla, aunque su efectividad ha sido extremadamente erosionada por las realidades del mundo moderno. Cuando Díaz Can-el dijo "somos continuidad", repitió al igual que Nipster, el famoso perro de la RCA Victor, la voz de su amo, en este caso Raúl Castro. Sin embargo, sus palabras cayeron en saco roto, puesto que ya nadie quiere continuar la retórica engañosa del régimen ni recibir orientaciones de arriba hacia abajo, como solía suceder antes de su falso mandato. Una de las transformaciones fundamentales de las sociedades post modernas es el paso de la comunicación vertical a la comunicación horizontal. Las tecnologías de comunicación actuales le permiten a la gente hablar entre sí misma, en tiempo real, con grandes números de participantes que no solo reciben sino también emiten piezas de información. Las personas ya no son solo objetos, sino también sujetos comunicacionales. Esto genera sentido de comunidad, independencia y empoderamiento.

Ante una realidad como esta, los instrumentos habituales del régimen para manipular la conciencia de los cubanos se tornan obsoletos, y de hecho en muchos de los casos se revierten contra el propio sistema. Can-el y su Lis a cuestas (perdonen la digresión del idioma) son más famosos por los memes que han originado con sus dislates idiomáticos que por sus intentos de "iluminar" a las masas. La limonada se ha convertido en la base de todo, de todas las burlas a la pareja no presidencial. Ni siquiera las amenazas de procesar a quienes protestan han sido tomadas en serio. Las manifestaciones no paran, y no cesan tampoco de incorporar eslóganes como "Libertad", "Abajo la dictadura", "pongan la corriente, pinga", y "Díaz-Canel, singao". El cubano de a pie ha aprendido cómo emplear su propio idioma para proyectar poder en su entorno.

Mientras la gente pide agua, luz, comida, libertad y no más muela. Díaz-Canel y sus adláteres piden al pueblo confianza y prosperidad para una Cuba desolada por su ineficacia e indolencia, llegando a niveles tan surrealistas como una plegaria ante la estatua de un cacique indio en Artemisa, la propuesta de Guillermo García usar la jutía como remedio para la crisis alimentaria, o la rocambolesca idea expuesta por el propio Díaz-Canel de recurrir al trabajo voluntario como solución a la crisis alimentaria. Todo esto viniendo de boca de dirigentes del neocastrismo que exhiben sus enormes barrigas, la última tendencia en la moda dictatorial, vestidos con camisas estrafalarias o usando uniformes de combate, conocidos como fatigas. El discurso de la dictadura está agotado, fatigado, de ahí la fractura fundamental que es la base de todas las manifestaciones antigubernamentales en la Isla, y no la limonada. Para rematar todo este teatro del absurdo, el video del primer ministro Manuel Marrero borracho cantando "El Rey", embriagado de un entusiasmo que raya en el fanatismo. Estos no son personajes históricos, sino más bien histéricos.

Atrás quedaron las consignas grandilocuentes de "El futuro pertenece por entero al Socialismo" o "Somos felices aquí". Al degradarse estructuralmente, el sistema ha ido cediendo paso paulatinamente a los estratos más burdos de su nomenclatura, en una especie de autofagia intelectual que ha ido minando uno de sus pilares fundamentales de apoyo, el uso del lenguaje como instrumento de dominación basado en la implantación de esquemas mentales a través de la manipulación agresiva del idioma. Sea como sea, hoy en día la población cubana es menos dada a asimilar consignas ciegamente. Los tiempos de "yo digo, yo dicto" han sido reemplazados por los de "tú dices, yo digo".

Es una controversia perenne, que cuenta además con una multiplicidad de medios para ser expuesta ante la gente. Y ya no hace falta ser un erudito para citar a Platón, puesto que la Biblioteca de Alejandría cabe en una memoria flash. Esto llevado a nivel de calle significa la posibilidad de cuestionar cualquier postulado, venga de quien venga, ya nadie tiene la última palabra, ni siquiera Google. El terreno de juego político cambió, se ensanchó hasta el infinito, y la capacidad de formular criterios ahora se mide por trending topics, no por el DOR (Departamento de Orientación Revolucionaria), la representación real del orwelliano Ministerio de la Verdad. Sesenta años más tarde, la tenebrosa profecía de 1984 ha sido hecha añicos por un minúsculo microchip. Lo mismo ha sucedido con gran parte del entramado político articulado por el castrismo, que fue diseñado para un mundo de mega comunicaciones que no encaja en las realidades de una aldea global caracterizada por la microcomunicación. La macropolítica, dominio de los partidos, está siendo gradualmente suplantada por la micropolítica, la política del individuo.

El pueblo es el más feroz de los políticos, porque no necesita de la demagogia para promover sus agendas, puesto que éstas parten de necesidades reales y concretas. Su discurso es bien claro, apunta al futuro y no al pasado, como la retórica del sistema. No quiere una continuidad de Patria o Muerte, sino su propia determinación de Patria y Vida. Y libertad, y prosperidad. Con sus expresiones, y también con sus acciones, le está dando al régimen una lección de semántica, así como de política.

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7 comentarios

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La semántica de los Castro consiste en tergiversar las acepciones, o sea, decirlo todo al revés. Hoy cada ciudadano piensa con su propia cabeza y no con la cabeza de ningún Castro. A propósito, ¿Raúl Castro está vivo o muerto? Hace poco salió en Internet que murió en accidente de helicóptero. No sé si es verdad o si es una broma de algún internauta. Lo cierto es que desde entonces no se ha visto en ningún acto.

¿Igual es que se les han acabado los dobles?
O igual debe ser que están entrenando al siguiente.

De acuerdo, me gustaría una --"la" nunca ha existido-- respuesta a: ¿La obsolescencia también atañe a la "semántica" de la mayoría de las organizaciones del exilio?

Profesor:
Una cosa es con guitarra y otra con violín, el exilio anticastrista está tan despistado como el insilio del mismo tipo. Y la pieza a ejecutar es con rebelión y liderazgo, no con definiciones y declaraciones bizantinas.

Dicha ontología sin duda empezaría por estudiar el significado real de Patria o Muerte y terminaría por el mismo concepto pero de Patria y Vida .

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Sería excelente hacer una antología de frases y consignas creadas por el castroesclavismo jjj, me viene a la mente aquella de "quien no salta es yanqui" jjj