José A. Casimiro lamenta la indefensión en se encuentran los campesinos cubanos después que vendiera al Estado un toro por el precio de una lechoncita de 47 libras.
'Nada más cruel en este momento que el querer imponerle al campesino cubano algo que todos sabemos que no pueden hacer', dice el líder de la Liga de Campesinos Independientes de Cuba.
Ningún productor de carne en Cuba es realmente propietario de sus animales. Lo demuestra el hecho de que necesitan autorización del Estado para hacer las ventas o los sacrificios.
Los campesinos realizaban denuncias de 'falsos robos' para justificar faltantes de animales que habían vendido ilegalmente a precios de hasta 40.000 pesos para el sacrificio ilegal.
El Gobierno cubano invirtió millones de pesos en reacondicionar estos edificios sin comprobar la efectividad de su 'experimento', al tiempo que construía casas de madera para familias damnificadas.
Díaz-Canel afirma que en el país hay una Ley de Soberanía Alimentaria, pero no alimentos; una Ley de Pesca, pero no pescado. ¿Y la carne y la leche, qué?